
Un nuevo proyecto de ley presentado en el Senado de los Estados Unidos está generando alarmas en el mundo tecnológico. El 9 de mayo, el senador Tom Cotton propuso la legislación «Ley de Seguridad de Chips», que exigiría mecanismos de seguimiento de ubicación en ciertos chips de IA avanzados.
Según los informes, tales mecanismos ya se han encontrado en algunas exportaciones estadounidenses.
El objetivo establecido del proyecto de ley es ajustar los controles de exportación y evitar que China adquiera tecnología crítica de semiconductores. Sin embargo, los expertos advierten que la medida podría tener consecuencias de gran alcance para las cadenas de suministro globales y la seguridad digital.

Los rastreadores ya están aquí
La «Ley de Seguridad de Chips» puede parecer un concepto futurista, pero la tecnología que propone ya está en uso.
Un informe de Reuters el 14 de agosto reveló que los dispositivos de seguimiento se han descubierto en productos de las principales compañías tecnológicas estadounidenses como Dell y Supermicro. Estos mecanismos de seguimiento, a menudo pequeños componentes integrados en las placas base o dentro de otros hardware, se han utilizado durante décadas en varias exportaciones estadounidenses para monitorear sus destinos finales.
Si bien las empresas han utilizado durante mucho tiempo estas herramientas para la gestión de logística e inventario, la nueva legislación daría a la autoridad explícita del gobierno de los Estados Unidos para usarlas para fines de seguridad nacional, lo que puede convertir una herramienta logística en una geopolítica.
En particular, el proyecto de ley no se trata solo de saber dónde termina un chip: también incluye disposiciones para un interruptor de muerte remoto. Esto significa que, en el futuro, una agencia gubernamental de los Estados Unidos podría monitorear e incluso deshabilitar un hardware de la mitad del mundo.

Para las empresas de todo el mundo que dependen de chips fabricados en Estados Unidos, esto podría introducir riesgos significativos. Plantea preguntas críticas sobre la soberanía de los datos, la integridad de la cadena de suministro y si los consumidores realmente poseen los productos que compran.
Un patrón de traseros y vigilancia
La idea del gobierno de los Estados Unidos que exige la vigilancia a nivel de hardware no está exento de precedentes.
En la década de 1990, el incidente del chip AT&T Clipper causó revuelo. El gobierno de los Estados Unidos presionó para que un chip «Clipper» se incluya en todos los dispositivos electrónicos, lo que habría permitido a la policía acceder a las comunicaciones cifradas a través de una puerta trasera incorporada.
La reacción pública sobre las preocupaciones de privacidad finalmente mató el plan.

Más recientemente, el programa de vigilancia de Prism expuesto por Edward Snowden reveló que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos estaban accediendo a grandes cantidades de datos de las principales compañías tecnológicas a través de puestos traseros de software, realizando vigilancia masiva a escala global.
La «Ley de Seguridad de Chip» representa una escalada preocupante. A diferencia de los esfuerzos anteriores centrados en el software o las comunicaciones, este proyecto de ley se dirige al hardware mismo en el corazón del mundo moderno. Envía una señal clara de que Estados Unidos está dispuesto a aprovechar su dominio tecnológico para mantener un ojo atento a sus exportaciones.
